¡ Hola rodoadictos !
Ayer fue un día muy especial, hace tiempo os contaba
la pedida de mano de mi hermano a su novia, pues ayer por fin tuvo lugar la boda de mi hermano. A continuación os contare como fue la experiencia.
Todo empieza el sábado 16 a las 8:30. Me levantan, me ponen el pantalón y me quedo en el ordenador mientras la madre del novio (mi madre) y el novio (mi hermano) van a la peluquería. Al principio la cosa estaba tranquila, yo estaba un poco nervioso pero nada fuera de lo normal. Era la calma que precedía a la tormenta.
De repente, a las 11:30, todo eran carreras, chaquetas y corbatas por doquier, nervios, vestidos... Llegaron mi madre y el novio, nos vestimos, nos arreglamos y nos hicimos las fotos de rigor. Cuando aún veía puntitos azules y blancos por los flashes nos llamaron porque ya estaba el autobús que nos llevaba a Novelda para la ceremonia. Mi padre, mis tíos y yo subimos al autobús mientras que mi madre y el novio fueron por su cuenta.
Después de un viaje de media hora por fin llegamos al sitio. Bajamos todos los invitados y empezamos a saludarnos. Íbamos todos muy elegantes, a tono con la situación. Y entramos a la sala donde tendría lugar la boda civil acompañados por la melodía de un cuarteto de cuerda. Ocupamos los asientos y empezó la cosa.
Primero entraron mi padre y la madre de la novia seguidos de mi prima pequeña y la sobrina de la novia. Después entraron mi madre y mi hermano, al cual se le veía feliz y emocionado. Y por último y precedidos por una traca entraron el padre de la novia y la novia, que vinieron en un carruaje de caballos. Al ver a tanta gente feliz, la novia se emocionó y se puso a llorar, lo que hizo destapar la caja de los mil llantos y un montón de gente empezó a lagrimear. Nada mas empezar tuvo lugar la primera sorpresa, no les iba a casar un concejal anónimo sino Carlos, uno de sus mejores amigos y una gran persona en general, lo que hizo que hubiese un ambiente mucho mas distendido. Empezó leyendo el hermano de la novia, que habló un poco de lo bonito que era el amor y de la novia, a continuación leyó mi tía, temblando como un flan, sobre vivencias que compartió con mi hermano cuando él era solo un chiquillo y sobre lo bien que había elegido pareja, también leyó unas palabras de mi yayo que no pudo estar en la boda, y también un poema mío. Después leyó un amigo de mi hermano, que contó el mito de la caja de Pandora. También, y por sorpresa, leyó la madre de la novia.
Después cuatro amigas de la novia realizaron el emotivo ritual de la vela. Después les entregué los anillos y se los pusieron mientras decían sus votos llorando.
Después salimos al coctail bajo un sol de justicia, y mira que nos preocupaba que lloviese, y nos pusimos la botas acompañados de música en directo. Había, entre otras cosas, unas croquetas riquísimas con forma de pera, unas bolas de queso, y huevo de codorniz con sobrasada. Entonces recibimos a los novios con burbujas, bolitas brillantes y pétalos de jazmín, y al rato entramos al banquete. Todas las mesas tenían nombres de pueblos de la antigüedad: griegos, astures, asirios, babilonios, pardillos... (que cachondos), a mi me tocó asirios, con mis primas, familia de Sevilla y el hombre invisible, porque había una silla vacía. Como buenos sevillanos tenían una gracia muy especial, nos pasamos toda la comida entre risas y diciendo si esa silla era del "novio" de mi prima Raquel. Venían niños sevillanos uno detrás de otro hasta que pusieron un castillo hinchable y ya se distraían saltando y rodando. También tuvimos un invitado sorpresa, una pequeña serpiente de dos palmos de largo, que fue tema de conversación hasta el postre. Los novios cortaron la tarta con una falcata ibérica y entonces empezó la fiesta de verdad, gente coreando "¡Que se besen, que se besen!" y "¡Que se besen los padres de los novios!", la mesa presidencial vacía, entregas de ramos, botellas de vino, alfileres, golosinas para los niños, llaveros, toallas de baño... A mi tito Pedro de Sevilla, mas sevillista que ninguno le tocó una toalla verde y blanca, colores del betis, y se la cambió a mi prima.
Después de todo este batiburrillo, los novios abrieron el baile (y la barra libre) y empezó una fiesta que se alargaría hasta las nueve. Después nos despedimos y volvimos a casa a descansar después de un día tan intenso.
"El verdadero amor, no es el amor propio, es el que consigue que el amante se abra a las demás personas y a la vida. No atosiga, no aisla, no rechaza, no persigue: solamente acepta"
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Rodad sin que nada os detenga.