Todos conoceréis el dicho "dar una de cal y otra de arena", según la Real Academia es la alternancia de cosas diversas o contrarias, o algo bueno y algo malo, para un fin particular. Pero la cuestión es ¿cual es la buena y cual la mala? Empecemos por la cal:
"Cal" es el nombre que le damos comúnmente al óxido de calcio (CaO). Entre sus usos destaca el de ingrediente de los morteros en la construcción, también se usaba en la antigüedad como conglomerante y para pintar la fachada de edificios de adobe; en Sudamérica se usa para un proceso para hacer sémola de trigo y masa de tortillas. De momento podría ser la buena, si no fuera porque reacciona violentamente con el agua poniéndola a 90º. Como podéis suponer, produce irritaciones si es inhalada o entra en contacto con piel húmeda o con los ojos, llegando incluso a causar daños permanentes o la muerte, además estropea la lavadora. Parece que es la mala, pero veamos que pasa con la arena.
La arena es un conjunto de partículas de roca disgregada. La arena es realmente molesta, se te pega a la piel, te quema cuando andas por ella, y si se te mete en el ojo causa un picor muy desagradable. Además es parte fundamental de los paisajes mas mortales para el hombre, los desiertos. Pero también es fundamental en la playa, sinónimo de diversión, amistad, deporte y sensualidad.
En conclusión, ninguna de las dos es completamente buena ni mala. Cada una tiene sus bondades y sus maldades, y este dualismo no hace sino reafirmar el significado de esta frase popular como alternancia de cosas opuestas o diversas.
"Escribe en la arena las faltas de tu amigo"
- Pitágoras.
Rodad sin que nada os detenga.
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